SOY

Soy el vómito de tus mentiras

Soy la paz de tus gritos

Soy la luz de tu oscuridad

Soy la templanza en el camino

Soy la fuerza de tu dolor

Soy el aborto de tu parto

Soy la sensibilidad de tu crueldad

Soy la fragilidad fortalecida

Soy la ventana de mi subida

Soy la esperanza de mi ser

Soy tan fuerte que mis manos acarician los versos

Soy tan delicada al sentir el  pincel en el lienzo

Soy la diversidad de los colores en el mundo

Soy la parte vivida entre los revulsivos

Soy el viento ante las injusticias

Soy la puerta abierta a la luz

Soy  única e irrepetible

Soy la huella mancillada

Soy la mujer empoderada

Soy el  icono de mi cúspide

Soy la luz de mi estrella

Soy hermana de la luna

Soy hija del sol

Soy el sonido del viento

Soy la gota de la lluvia

Soy el calor del fuego

Soy la pasión de la vida

© Irma Ariola Medina

SOY EL INSTANTE DEL SER

Me encuentro entre la sonrisa y el silencio

entre la verdad y la mentira

entre la noche y el día

entre la luz y la oscuridad.

Soy peregrina de paso

sin rumbo, sin equipaje

sin verdad, sin mentira

sin entender, sin negarme.

Soy el instante de la nada

soy el instante del todo,

soy la sabiduría de mi camino

soy la piel curtida por el sol,

soy la alegría de mi renacer

soy la acaricia de la brisa,

soy poesía estrellada en el verso

soy la verdad de mi fuerza,

soy el eco del silencio

soy la sinceridad de mi bastón,

soy la mujer que es firme en su sendero

soy la roca donde muchos se apoyan,

soy la arena movediza de la playa

soy la gota de sal del mar,

soy la transparencia del agua

soy el manantial sublime de mi fuente,

soy la alegría de ser lo que soy.

Soy yo

soy

yo.

© Irma Ariola Medina 

AL POETA

Al poeta no le pidas que se calle

que sea un árbol inerte,

sus hojas hablan del mismo

aunque la crueldad del viento lo tumbe.

No le pidas que la lluvia no lo moje

ni  el sol  caliente su piel,

no dejará de sentir la empatía

entre los revulsivos de la vida.

La mejor dicha es escribir,

los versos son los latidos de la humanidad

en la sinfonía perfecta al salir de sus labios.

© Irma Ariola Medina