sábado, 26 de noviembre de 2016

TRAVESÍA

Arrancarle al viento el silencio enmudece al alma en esos instantes donde la serenidad se apodera del ser, transita la felicidad a cachos y se come la vida en su transitar. El regalo de la misma es ese destello incrustado en su pecho otorgado con el sello de la gratitud a la existencia y la perseverancia en la voluntad de vivir entre las calles de la vida. Nada ni nadie te regala nada, todo se contempla desde el silencio, las sombras, son pequeños destellos de luz en el amanecer del ser. Este se engrandece en su laberinto y salida donde las fuerzas salen aunque se necesite la ayuda de una linterna propia o ajena para iluminar el camino. Nada le detiene en el proceso, las ganas de lucha y vivir es su flotador en el aprendizaje de su nitidez. 
La noche se hace larga y oscura a ratos pero el amanecer es tan bello que no se puede transmitir en plenitud. Nada ni nadie pueden entenderlo en su totalidad, tampoco es necesario. El brillo de tu esplendor,  en tu rostro lo manifiesta. 
A veces, volar puede ser difícil pero no imposible. Siempre hay una oportunidad en el vuelo y saltar las nubes no es una quimera, es una necesidad. La percepción de los juicios ajenos se desvanece a medida que la fortaleza es tu compañera de viaje.
Reír, es consecuencia de una necesidad de existir, es el espejo del alma abierto a la alegría. Cada sombra es una huella oculta y abierta a la luz, transitas las necesarias en tus pisadas entre los adoquines atormentados por el dolor, otros tienen la vitalidad y necesidad de salir de ese naufragio donde su barco fondeó instantes de necesidad para empaparse del mar de la vida. 
El océano te muestra la fuerza de sus olas y el horizonte es la meta alcanzada en la travesía.


Irma Ariola Medina ©  

Fotografía: IAM


miércoles, 23 de noviembre de 2016

A RITA BARBERÁ

Y si fue cosa del destino,
su muerte secreta y oculta
si deslizó sus manos en el tren equivocado
si manchó su alma con la corrupción
si pidió clemencia en el supuesto suicidio
nada ni nadie sabe lo que sentías
ningún juicio paralelo a tu desdicha
evitar el estigma es una utopía
en los tiempos del látigo de la indiferencia.
La clemencia se asemeja a la bondad
todo ser humano tiene derecho a una muerte digna
sin juzgarla en su batalla en la misma
sus adoquines transitados fueron sucios
otras pisadas quizás limpias
pero sólo ella contempla su impotencia
en el desenfreno de su letargo.
Nada ni nadie te lleva a entenderlo
tampoco a lapidarla en su muerte
la justicia hablará de sus errores
pero es un ser humano el que ha partido
entre las huellas consagradas al dolor.
No todo es demostrable
tampoco hace falta llegar al extremo
de perder la empatía de su impotencia
consagrada a la desdicha de su adversidad.


Irma Ariola Medina ©  

Fotografía: Google



lunes, 21 de noviembre de 2016

NO TE CONSUMAS EN SILENCIO


Duele la tristeza del que huele el dolor ajeno
de la mujer  que sufre en silencio
por los golpes de su pareja
y  le retuerce la mente con  sus chillidos.

Duele el corazón ante tu sufrimiento
por amor al ser humano y su dignidad
porque tu cuerpo es templo de la vida
nada lo sostiene ante la violencia maldita.

Duele el corazón ante tu llamada de auxilio
tantos la ignoran para evitar problemas
no quieren perder el tiempo
duele tanto ver tu rostro de pavor
tu alma rota en fragmentos degollados
por su manipulación.

Duele el corazón al ver tu mirada triste
tus ojos son los destellos de auxilio
mi pupila se funde con la tuya
y  todavía siento el dolor de tu desgarro
al pedir auxilio en tu cautiverio.

No todo está perdido
tampoco ganado
huir de tu verdugo es la prioridad
la muerte te llama a gritos
desde su prepotencia
y duele todo ante tu impotencia.

Tus cicatrices son el estigma de su odio
tus entrañas son la delicadeza de la vida
mujer, no te consumas en silencio…

Del poemario inédito:  DIGNAS SIN TABÚ

Irma Ariola Medina ©  


Fotografía: Google






domingo, 20 de noviembre de 2016

ABANDONADA AL DOLOR

Calle ancha llena de adoquines
transita el transeúnte con firmeza
pasos acelerados ante el temor
de la huida de sus sombras       
todo lo que le sostiene es una brizna
permanecen  intactas  las huellas
el desasosiego en la fuga se disipa
a  medida que recorre la vía
la soledad se apodera de ella
su mente vaga en los recuerdos
golpes de su marido la conmueven
sus gritos son eco en su corazón
roto por el desamor de un ser vil
pide ayuda al 112
lleva en su vientre un niño
su voz tiembla a la llegada
teme la muerte como aliada
se abandona a la ayuda de su suerte
la acogen y la esconden de su agresor
todo huele a miedo
mientras,  
el misterio es resolver las tentaciones
unidas a su mente
le tienden la mano en su pavor
una amiga la abraza al dejarla
la ocultan en una casa de acogida
nadie es testigo de su desgarro.



Irma Ariola Medina ©  

Fotografía: Google