lunes, 10 de diciembre de 2012

Mujer, sé visible con tu cabeza bien alta


Ser visible con tu cabeza bien alta no significa gritar, ni dejar que tu ego brille, es vivir con tu dignidad, sin sorprender ni esperar simplemente ser una misma en la vida.

Si me conoces podrías juzgarme si te place; sin conocerme, pierdes tu tiempo en el hermoso valle donde transitamos. Si me criticas, me haces más fuerte porque mis huellas no te pertenecen para pisarlas, pero te sirven para seguirlas, observarlas y respetarlas.

Son las mías las que he tenido que afianzar en la Madre tierra desde mi humanidad, vivencia necesaria para seguir caminando. Si las pisas, no me aplastes, ni me humilles; no son borradas porque he pisado firme cada una de ellas pasando por arena, piedra, montaña, océano  y lava. Las he dejado impregnadas  en cada corazón; las recito, las medito y plasmo en el lienzo de la vida…

 No te las pinto de color de rosa, ni negro, cada una tiene su momento, su historia, su experiencia, su razón de ser. Son mis huellas donde he calcado mi alma desnuda en el desierto del  desamor hasta llegar al oasis y beber del agua  del amor.

Mis huellas son las tuyas, respétalas; somos la misma pisada, el mismo camino, la misma sombra,  la misma luz.

Mujer, somos la pintura de la melodía en partitura de la vida. 
        
Únete a mi huella, yo a la tuya y seamos un mismo pie en el sendero de la existencia.

No soy más que tú, ni tú menos que yo; somos una misma huella empoderada, trabajada, valorada, respetada y admirada tras haber sido alguna vez  emancillada.

Nuestra huella tiene la misma sangre, el mismo color, mismo amor. No la pises, no la ignores; camina delante de la mía o detrás, haré lo mismo en  mi  peregrinar.

Sé tu propia huella visible desde la dignidad, empatía, humanidad e igualdad.

“Sé huella en el camino de la vida”


© Irma Ariola Medina Cuevas, 2012.


Escrito para la Revistadigital Soymujer en Mayo, 2012.