sábado, 5 de enero de 2013

Mujer, olvida lo doloroso.


Olvidar lo doloroso es la antesala a la libertad, es la alfombra de la vida, abierta a la espera de ser instante de paz en cada experiencia de la misma. No te  transforma las circunstancias, si no las formas de afrontarlas y la entereza es vital para sobrellevar cualquier batalla en medio del revulsivo de los tiempos que vivimos. Si la mente la dominas encaminada a ser leal y positiva en tu existencia, transitarás en el camino de las espinas que no duelen, si no que con astucia aprenderás a no picarte en las mismas.

Mujer, sé siempre fuerte, eres la belleza de ser tal cual eres, un ser único e irrepetible. Nada se compara a ti y todo eres tú porque somos ese trozo de color en el lienzo de la vida. Nadie mejor que tu conoce tus limitaciones pero recuerda que eres capaz de llegar a donde te propongas porque las mujeres guerreras no se dejan influenciar por las críticas, los desánimos ajenos, ni propios, y la virtud que nos une es que somos lo suficientemente fuertes para ser totalmente portadoras de conocimientos,  creatividad y valores con todas las personas que nos relacionamos. Estamos dispuestas a no dejarnos vencer por los que creen que un mundo mejor es una utopía, al contrario, trabajamos con la sororidad la manera de unir fuerzas enredándonos en el hermoso árbol de la vida donde los frutos son nuestras habilidades, cualidades , experiencias, amor y todo lo que tenemos de positivo para dar. Estamos lo suficientemente capacitadas para aportar mucho a la sociedad sin ser discriminada en puestos donde sólo han estado los hombres. Somos lo suficientemente inteligentes para llevar una empresa, la casa, la familia y la vida con el intelecto, fuerzas y espíritu de luchadora en la batalla de la vida. No merecemos las sobras si no lo que nos pertenece, y no tengas miedo de dar el paso de decidir lo que quieres porque con voluntad conseguiremos alcanzar la cima de ser valoradas con la equidad que nos pertenece sin menospreciar a los hombres. Somos y debemos ser fuertes por sí mismas, sin la necesidad de separarnos entre nosotras por lo digerido durante años de historia. Al contrario, estamos en tiempos donde si nos unimos seremos más fuertes para empoderarnos,  unirnos en red  y conseguir puestos que llevamos años reivindicando para no perderlo dada la situación actual donde nuestros derechos están siendo vulnerados, arrebatados para llevarnos a estar como hace tantos años en la casa sumisa.

La igualdad será posible, cuando se tome conciencia de que nadie es más que nadie, si no todos necesarios en la sinfonía de la orquesta. Cada instrumento debe sonar a su manera y todos son indispensables para que suene bien en armonía.
La única esclavitud es la libertad.

© Irma Ariola Medina Cuevas, 2013.