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sábado, 20 de mayo de 2017
viernes, 19 de mayo de 2017
TODO DE LO QUE HUYES SIN SOLVENTAR, VUELVE
Nuestra vida es un edificante paso por nuestro camino, nuestro fin es lograr evolucionar, ver con los ojos del corazón quitando las capas que tenemos para darle paso a nuestra verdadera esencia, esa que va más allá y ve sin límites más de lo que definimos como el bien y el mal.
A lo largo de nuestro recorrido, viviremos experiencias dolorosas, algunas fuertes, en las cuales, en algunas nos resultará más fácil huir, correr, rehusar, negar esa vivencia, pensando que estamos evitando beber el trago amargo y liberándonos de él pero no pasará mucho tiempo para tener al frente otro vaso similar con el mismo contenido y así repetir el ciclo muchas veces, pero sólo hasta que lo afrontemos y comprendamos que no nos resultará beneficioso eludirlo, es cuando las cosas empiezan a mejorar.
La vida es la gran escuela y es tan buena maestra que cuando no aceptamos y no tomamos una lección, nos la repite. Muchas casos se presentan en las relaciones que tenemos y nos vinculamos con personas en las que se genera un daño y nos marchamos sin entender la situación, sin entender lo que estamos proyectando para vincularnos con esa persona sin buscar en nuestro interior la herida que podemos sanar a través de la misma. Después de huir, nos encontraremos con una misma situación.
No creo en las casualidades, ni que nadie se cruza en tu vida por azar, todas tenemos un propósito en común, el principal será enseñarnos, empaparnos de sabiduría a través del autoconocimiento que logramos, quizás de la proyección en ellos. Lo que consideramos defectos y virtudes en los demás, son llamadas de atención para revisarnos nosotros y nuestro crecimiento.
Cada ser tiene algo que aportar a nuestras vidas, nos enseña a amarnos, a amar, aceptar, cambiar o sanar, solo debemos ser conscientes y no dejar pasarlo de largo. No se trata de vincularnos por interés, se trata de sacar el mayor provecho de cada relación y no huir hasta tomar la lección.
Cada vínculo nuestro merece nuestra dicha y cada una de nuestras relaciones merece ser sanadas. No perdamos la oportunidad ni el tiempo, exponiéndonos a revivir una experiencia muchas veces por no saber sacarle provecho.
Irma Ariola Medina
https://irmaariolamedina.blogspot.com.es/2017/05/todo-de-lo-que-huyes-sin-solventar.html
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martes, 16 de mayo de 2017
EL AMOR ES UN ESTADO. NO NOS ENAMORAMOS.
Cuando
profundizas más en ti mismo, observas mejor la naturaleza, los pájaros, miras la belleza de las flores con
admiración. Miras con los ojos del alma. No etiquetas nada ni a nadie. Eres más
consciente de la hermosura de todo lo que nos rodea y con una sensibilidad
mayor lo disfrutas hasta el universo.
Así como es fuera es dentro. Cada uno de nosotros somos ese universo que
nos une y brilla en nosotros. Si somos
conscientes de ello estamos en estado puro.
Vibramos en la frecuencia del amor incondicional. Es ese lago cristalino donde te ves reflejado
como un espejo y no te quedas en la superficie, entras y buceas en él para
empaparte de la viveza y pureza que contiene.
El amor
es un estado, no tiene nada que ver con nadie más. No nos enamoramos, somos ternura. Por supuesto, si eres ésta, estás enamorado como resultado, la consecuencia pero el
origen es que eres amor.
Hay que
tomar conciencia de quien eres si no, el miedo te bloquea. Con el querer te esparces y con el miedo te pliegas. Hay quien dice que
el odio, es lo contrario al cariño pero
no es así. Es el afecto al revés.
Lo que realmente es lo contrario al amor, es el miedo.
Con éste surgen las dudas, te cubren las sombras, quedas en soledad y te cierras. La pasión es apertura, luz, confianza,
se difumina el recelo y todo lo negativo, lo que te limita. Entonces, te abres
al sentirlo, te sientes libre porque
desaparece toda duda, todo apego a sentir y en la apertura, no hay desasosiego a la
soledad.
Todo lo
que está fuera está dentro. El sonido de
los pájaros, el sol, la luna, las estrellas, las flores están en tu interior. Ahí es cuando
reconoces tu estado puro y conoces tu cielo interno: el amor.
Los
niños no tienen desconfianza porque nacen sin él y están
en estado puro pero a medida que pasan los años se nos mete en la
cabeza el mismo por las creencias muertas, la educación y la moral recta. Pero si le ayudásemos a ser
aventureros de lo desconocido, éstos se volverían grandes amantes de la vida. Esa es la esencia de todo y la auténtica
religión porque no necesitas depender de ninguna de ella. Al relacionarte con
las personas, percibes en sus experiencias y vida mucho aprendizaje, te transmiten
esa adoración que tienen en su medida. Y
es un privilegio aprender de las personas
sin temor. Son la existencia y no son el enemigo. Cada una te aporta
algo durante un tiempo determinado. La vida te cuida, te apoya de todas las
formas posibles. Se trata de confiar y notarás el cambio. Al creer, aumenta la
energía, se abre el prisma y no hay horizontes ni límites. Esa voluntad quiere
bendecir a toda la existencia y cuando
vibras en ella te sientes consagrado,
vivo, libre, lleno de ternura y paz. Y
cuando uno se siente en ese estado quiere transmitirlo a los demás.
Somos
amor que es ese estado profundo de bendecir a toda la existencia.
Irma
Ariola Medina ©
Foto. Google
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