Si se arrastra la belleza de los corazones nobles,
si se destrozan los hogares con la impotencia ,
si se suicidan por el desenfreno de las desigualdades
escupo la hipocresía
de los que toleran las injusticias.
Si se desata el pánico entre el vértigo del dolor
no me duele el cuerpo, me duele el alma
al romper en medio del silencio el clamor del pueblo
censurado por los
corruptos abominables.
Si me escondo en mi retiro,
todo será en vano,
ante el clamor
de la que vende su cuerpo para vivir,
del que sufre sin tener comida,
del que no tiene para sus medicinas
ante la impotencia de una desidia sin salida.
Recitaré en las calles por tu agonía,
¡no permitas que te cieguen con su dictadura!,
no temas y no quiero cantar al viento sino a la libertad
de tantos que mataron sin piedad.
© Irma Ariola Medina Cuevas, 2013