miércoles, 19 de diciembre de 2012

“EL CALOR DE TUS PIES”


Necesito sentir el calor de tus pies entre las piedras del camino para escuchar el estruendo del dolor del eco de la gente intentando avanzar entre la agonía de sus cautiverios. 
Necesito bajar al lodo y arrastrarme si fuera necesario para entender al que ha tocado fondo en la desidia de los revulsivos.
Si no hago eco, no merece ser ese instante de vida, simple aprendizaje del poeta al vibrar en la empatía.
Si no puedo entenderte, si decido estar a tu lado, si me place entregar mis versos en el latir de tu corazón frágil. Si soy poeta navegante, sin destino, sin prisa, sin ruido, sin censura, ser pájaro libre que transita el vuelo de la humanidad, en las entrañas del vientre que teme parir, ser ola en el océano del náufrago, rescatado, ser camino en la bravía, tortura, amor, desamor, luz, oscuridad, ser paz en el temblor de la ira.
Si me place escribirte, ser eco de los que sufren en silencio las injusticias de la prepotencia mal encausadas al retar que se cumplan los derechos humanos tan distantes de una utopía.
No quiero ser testigo del desenfreno, poeta errante, aprendiza de la vida, enamorada de mi sinfonía, luchadora infatigable de los derechos de la mujer.
Si no puedo entender lo que sucede, no me quedaré pasiva e inerte como tantos árboles cortados en la carretera para que no levante el asfalto para que pasen los elegidos.
Quiero entrar en tus entrañas, en tu dolor, que es mío, sentirlo, plasmarlo, transmutarlo, llegar al dolor del pueblo, sacar su desgracia, sondearla, recitar tu agonía entre las calles sin perder ni un segundo el paraninfo de la idolatría.
Podrán regalarte galardones, déjame sola en silencio para plasmar el estruendo de la humanidad, ser poesía latente del emigrante, poema de la vida.
Quiero adentrarme en ti, ahondar sin forzar, ni fingir, simplemente plasmar tu dolor, ser puente de la empatía, escupir tu rabia, impotencia ante tantas injusticias sociales.
Quiero estar en la piel del emigrante, de las personas maltratadas, del discapacitado del que se burlan, del niño/a acosado en su colegio, de los homosexuales rechazados y humillados.
Quiero ser carne de cañón, tu propia carne, sentirla, plasmarla ahora, no quiero sonreír  a los que dicen representar a la cultura, los que no bajan a las fosas del dolor.
Quiero cantarle al viento y a la libertad de tantas que mataron sin piedad.
Al encarcelado en su propia tumba, al preso de la justicia, al que espera como el suero gotea mientras cada segundo se va apagando su vida.
A esos quiero recitarles, respetarles y no abandonarlos.
No me prometas la gloria porque ni la merezco ni la deseo.  No quiero  un trono bañado de ego tóxico, quiero ser poeta viviente en el mar de la poesía.
Quiero recorrer tu sangre roja, meterme en tu piel, sentir tu sudor de dolor, de placer, lamer tus heridas, beber tus lágrimas hasta ser eco en medio del estruendo de los que sufren en silencio.
Simplemente ser, la razón de mi vida, escribir tu piel en mi verso sin censura, sin límites,
A ti hermano, amigo, amante de la poesía, a todos los que viven en las calles en estos tiempos.
Mi aportación del mes de Diciembre a  la Revista digital SoyMujer:
http://www.revistasoymujer.eu/w/index.php/huellas-femeninas/literatura/1563-el-calor-de-tus-pies.html