martes, 26 de septiembre de 2017

SILENCIO Y ASOMBRO.


Silencio, que no me hable la noche
no soporto el olor del dolor ajeno ni el propio
ante tanta ingratitud al ser humano…

Silencio,
¿Por qué no te callas con tus gritos?
Eres el eco de la prepotencia resumida
en el instante vivido como eterno
de frío y asombro,
ante los ojos de todos se callaba prudencia
gemía su pecho de tanta desazón.
Era una más que estorbaba para algunos ingratos
y para otros era mera pieza de la obra.
Era una más
o una menos…
Sentía a la ingratitud aliarse con la falsedad,
la pieza sonaba de fondo ante tanto bullicio.
Era una partitura llena de grietas en la tabla del amor,
tantos agujeros clavados con sus desaires
desaparecieron algunas notas.
Se cayeron al suelo
ya no interesaba recogerlas
eran pasado
ya su melodía había sonado.

Sensatez las recogió con dolor
y las abrazó entre tanta mentira.
Todos los instrumentos eran necesarios
para que sonara la melodía.

Silencio,
¡Que nadie te hable ahora!
Ni los ingratos ni los mentirosos
ni los que te lloran por delante
y te ofenden por detrás.
Eres siempre el mismo:


Silencio.

.Irma Ariola Medina

Foto: Google