Necesito sentir el calor de tus pies entre
las piedras del camino para escuchar el estruendo del dolor del eco de la gente
intentando avanzar entre la agonía de sus cautiverios.
Necesito
bajar al lodo y arrastrarme si fuera necesario para entender al que ha tocado
fondo en la desidia de los revulsivos.
Si
no hago eco, no merece ser ese instante de vida, simple aprendizaje del poeta
al vibrar en la empatía.
Si
no puedo entenderte, si decido estar a tu lado, si me place entregar mis versos
en el latir de tu corazón frágil. Si soy poeta navegante, sin destino, sin
prisa, sin ruido, sin censura, ser pájaro libre que transita el vuelo de la
humanidad, en las entrañas del vientre que teme parir, ser ola en el océano del náufrago, rescatado, ser camino en la bravía, tortura, amor, desamor, luz,
oscuridad, ser paz en el temblor de la ira.
Si
me place escribirte, ser eco de los que sufren en silencio las injusticias de
la prepotencia mal encausadas al retar que se cumplan los derechos humanos tan
distantes de una utopía.
No
quiero ser testigo del desenfreno, poeta errante, aprendiza de la vida,
enamorada de mi sinfonía, luchadora infatigable de los derechos de la mujer.
Si
no puedo entender lo que sucede, no me quedaré pasiva e inerte como tantos
árboles cortados en la carretera para que no levante el asfalto para que pasen
los elegidos.
Quiero
entrar en tus entrañas, en tu dolor, que es mío, sentirlo, plasmarlo,
transmutarlo, llegar al dolor del pueblo, sacar su desgracia, sondearla,
recitar tu agonía entre las calles sin perder ni un segundo el paraninfo de la
idolatría.
Podrán
regalarte galardones, déjame sola en silencio para plasmar el estruendo de la
humanidad, ser poesía latente del emigrante, poema de la vida.
Quiero
adentrarme en ti, ahondar sin forzar, ni fingir, simplemente plasmar tu dolor,
ser puente de la empatía, escupir tu rabia, impotencia ante tantas injusticias
sociales.
Quiero
estar en la piel del emigrante, de las personas maltratadas, del discapacitado
del que se burlan, del niño/a acosado en su colegio, de los homosexuales
rechazados y humillados.
Quiero
ser carne de cañón, tu propia carne, sentirla, plasmarla ahora, no quiero
sonreír a los que dicen representar a la cultura, los que no bajan a las
fosas del dolor.
Quiero
cantarle al viento y a la libertad de tantas que mataron sin piedad.
Al
encarcelado en su propia tumba, al preso de la justicia, al que espera como el
suero gotea mientras cada segundo se va apagando su vida.
A
esos quiero recitarles, respetarles y no abandonarlos.
No
me prometas la gloria porque ni la merezco ni la deseo. No quiero
un trono bañado de ego tóxico, quiero ser poeta viviente en el mar de la
poesía.
Quiero
recorrer tu sangre roja, meterme en tu piel, sentir tu sudor de dolor, de
placer, lamer tus heridas, beber tus lágrimas hasta ser eco en medio del
estruendo de los que sufren en silencio.
Simplemente
ser, la razón de mi vida, escribir tu piel en mi verso sin censura, sin
límites,
A
ti hermano, amigo, amante de la poesía, a todos los que viven en las calles en
estos tiempos.
Mi aportación del mes de Diciembre a la Revista digital SoyMujer:
http://www.revistasoymujer.eu/w/index.php/huellas-femeninas/literatura/1563-el-calor-de-tus-pies.html
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