A una
despedida no le sobra un hasta luego.
A un pobre
borrego no le digas que se quite el sombrero.
A una chica
elegante no la mires de forma humillante.
Al portero de
tu edificio no lo saques de quicio.
A las suaves
curvas de tus caderas, no la llames vicio.
A esta poeta
no le falta amor.
Tampoco se
salvó de las espinas del desamor.
A esta
servidora no le pidas consuelo.
Lea Vd, atentamente “Hasta luego”.
©Irma Ariola
Medina
Foto: Los amantes de
René Magritte
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