Quien te desprecia, no
se aprecia.
Quien te odia, no se
ama ni te ama.
Quien te humilla, está
hundido en sus propias sombras.
Quien te juzga es su
propio verdugo.
Quien no te merece, no
te traicionará
y si lo hace aprenderás a perdonar y olvidar.
Quien mora en el amor,
no pierde su tiempo con
rencor,
el peor contaminante del alma
y el peor enemigo de uno mismo.
Quien más te teme, más
te envidia.
Quien más te
odia, más se necesita.
Quien menos te esperas, te sorprende en la vida.
Pero el silencio es el
lenguaje de la almas que avanzan sin temor soltando el letargo de la armadura superflua
que nos envuelve, nublando la mente y el corazón con el rencor, el mayor
contaminante para el mismo. No busques
la respuesta ni esperes cambios en los demás, simplemente mora en el Amor
transcendiendo los revulsivos de la tempestad de la vida siendo agua cristalina
en la inmensidad del océano de tu alma.
No puedo describir nada
porque todo es sencillo y complejo. La
vida nos enseña a través de los golpes fuertes a no permitir que nos arroyen
nuestra dignidad en la misma.
El tiempo no se
detiene, no lo pierdas, cada segundo de tu vida se desliza por tus manos en la
inmensidad de la gran escuela de la misma y la belleza de sentir la dicha de
amar y ser amado.
El Amor, el silencio,
la observación y dejar fluir el ser en la vida es una declaración de sentirse
vivo.
¡VIVE LIBRE DE
ATADURAS!
© Irma Ariola
Medina Cuevas, 2013
Nº
31 Revista SoyMujer Febrero
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