Cuando tiemblas en el silencio de
la noche
el aire se te va entre las horas
lentas
y viene la bocana fresca
te expande el cuerpo y el alma
entre los astros danzas para
celebrar
cada una de las respiraciones.
Somos el resultado de nuestros
latidos
repartidos en los corazones
generosos
de los que son eco de su
estruendo
en la lluvia de estrellas
fugaces.
Fragmento de: Luz y fuente de vida.
Irma
Ariola Medina ©
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