domingo, 13 de noviembre de 2016

LA PASIÓN DEL ARTISTA

La pasión del artista por la obra, le lleva a rozar instantes de luces y sombras en el proceso de su aprendizaje. Acaricia suavemente la ternura rozando la belleza al observar la vida, sus circunstancias y sobre todo al contemplar el amor intrínseco del ser humano. Cada experiencia vivida es vital para reflejarla en el trabajo y toda comunicación con cada ser, es necesaria para la misma. Somos instantes de esa creación que la aportamos cada uno a su manera con el reflejo de la transparencia del ser manifestando el amor, la compasión y las fuerzas al brillar en cada pincelada dada desde la empatía con la humildad como bandera sin dejar que el ego predomine en la misma. Mejor dejarlo fuera del taller para poder expandir esa luz en pequeños destellos palpados al aire y reflejados en la secuencia del proceso de su madurez en su carrera. Toda la información que recibe es un puente entre el universo y el alma. Todo se muestra de par en par, el espejo refleja la esencia del ser sensible derrochando pasión cada instante que te entregas con la delicadeza a sentir mientras disfrutas la belleza sentida y plasmada en cada pincelada. Nada ni nadie te pueden entender al cien por cien pero tampoco es necesario. La imaginación vuela por parajes hermosos, por sus frutos que bien sean de sombras y luces son parte de una misma mirada.
Contemplar ensancha al ser humano cuando mira con el corazón abierto y con los ojos del espíritu se deja guiar simplemente, a observar la obra sin enjuiciar el proceso de la misma. Toda creación es fruto de la entrega en ese éxtasis sostenido al aire entre las nubes disueltas de todo temor y lleno de entrega con el ímpetu  del artista a sentirse libre donde no cabe la censura ni el miedo. 
"Amar es contemplar las estrellas palpitar en ti y crear,  es pintarlas en un lienzo desde la devoción recibida en el proceso de la existencia". 
Es acercarte a la rosa lentamente y empaparte de su aroma de lleno. Recibirla, es la apertura para plasmarlo en la obra.

Irma Ariola Medina ©  

Fotografía: Google




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