El
mejor regalo en este día de los enamorados es ser conscientes que somos únicas
e irrepetibles. Que ningún regalo material va a suplir el respeto, la
tolerancia y el amor sano durante todo
el año. Que el amor es algo maravilloso y hay que atraparlo, es las ganas de
vivir cada día una misma con la sonrisa de estar llena. Somos seres plenos,
auténticas, y si alguien viene o está en
nuestra vida para compartir la misma, ha
de ser en las mismas circunstancias. Todo lo mío me pertenece, mi cuerpo, mi
ser y si nos respetamos creceremos en esa llama de pura lealtad, bondad y amor
incondicional sin tener miedo a nada ni nadie. Mis sentimientos son parte de mi esencia y no tengo que
cambiarlos para agradar a nadie. Si me acepto a mí misma, si tú no lo haces es
tu problema y para que de dos personas estén plenas para caminar de la mano en
una relación, cada una ha de ser consciente de su plenitud, sentirse libre de compartir
con la otra persona todas sus vivencias,
sentimientos, sueños y proyectos. Si estamos llenos cada uno, si eres
consciente que todo lo tuyo te pertenece, entonces puedes llegar a
familiarizarte íntimamente contigo misma y ser capaz de hacer posible que todo
lo que te pertenece sea para conseguir lo mejor para ti y compartir con la
persona amada. Hay aspectos propios que
te distraen pero si llegas a conocerte y te amas puedes
buscar esa sinfonía que suene con la persona que el destino te depare. Si hay
mutuo respeto, libertad, respeto a la persona amada, entonces si podemos hablar
de una relación sana porque ambos plenos individualmente, comparten
sentimientos, sus vidas sin la necesidad de depender emocionalmente de la otra
persona. Sólo así y desde al amor incondicional, la relación es sana y no
olvidemos que somos lo más importante para la otra persona pero no nos debemos
anular ni dejarnos anular. Somos
prioridad y ambos somos la unión de esa pureza y cada uno aporta al otro desde
la madurez de dar sin lo contaminado de años por un romanticismo tóxico donde
se nos enseñaba a ser sumisas con nuestras parejas. Eso no es amor, son
relaciones de dependencia emocional y cuando tú alcanzas tu plenitud, es cuando estás
preparada para compartir tu vida o el
tiempo que el destino depare con la otra persona. Si tú eres feliz sola, lo
serás con los demás y si estás llena, la plenitud en la relación será la
alfombra de la misma para conservar lo que encaja en cada uno, compartirlo y
disfrutarlo.
Soy única e irrepetible. Soy afortunada de abrir los
ojos a la vida y escalo la montaña centrada en mi y llegaré a la cima.
Estoy
enamorada de la vida, de mi y de las
musas que son la mejor obra de arte de la misma.
Somos
creadoras y la mejor sinfonía de la orquesta de la vida.
14/2/13
© Irma Ariola Medina Cuevas, 2013
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