NO A LA HOMOFOBIA
Lloro en silencio,
la humanidad me grita,
me abruma como un estruendo
en mi alma,
soportando los insultos del
odio
de los que no me conocen y
lapidan
haciendo sangrar mi corazón
en secreto.
Todos huyen
y la soledad se
apodera de mí,
en la tempestad
que me conduce al
vértigo del dolor
desenfrenando el cauce
de mí sentir
con la impotencia
de la incomprensión
de aquellos que
lanzan dardos de rencor
a un ser que sólo
vive por Amor.
Veo un arco iris al
amanecer,
un crespón al anochecer,
entre días
me pierdo sin entender.
Tengo la sensación de amar,
la alegría de gozarlo
por instantes,
de saborear el
agridulce de la vida
retando al viento en
la tempestad.
Siento la melodía de mi alma
tocando las campanas de la vida
disfruto del amor en la
vida,
el viento me lo arrebata sin
pudor
prueba de que merece la pena
retarlo.
La tempestad yace en el
silencio profundo,
eco de los revulsivos,
estruendos del desamor de la
humanidad,
efímeras promesas de tanta
gente,
perdida en mí,
hallada
en mí abismo.
Es la sensatez que me llama
a retomar la senda perdida
escucho con miedo a perder
otra vez la vida
al
ver el brillo en tus ojos,
solitaria pasión compartida.
Locura que me envuelve en ti
perdidas en un abismo
donde nos amamos sin límite,
encontrando la dicha de
nuestra manera de sentir,
incomprendidas las pupilas
se detienen en tu mirada
hasta amanecer el día que
llega a renacer la alegría.
Mi dicha, sentirte
tu precio, amarme con
etiquetas,
el mío, la adversidad de los
juicios ajenos
donde nada ni nadie debería
llegar,
soltando sin escrúpulos para
herir la rosa del amor
de dos almas que se aman
hasta la eternidad.
¿Qué más da lo que piensen?
No me importa la adversidad
si te tengo instantes vivo
eternamente,
en tu ausencia muero
lentamente
hasta perderme y encontrarte
cuando nuestras almas vuelan
juntas
para seguir volando con
fuerzas,
brillando nuestras
estrellas.
El sol te ilumina,
la luna me serena en el
silencio,
me habla de libertad en la
senda de la verdad
sin miedo, ni humillación,
ni dolor
nos amamos sin reservas
perdernos sería nuestra
dicha,
sin doblegarme ante el
verdugo cruel destino
de perder sin parar de
luchar por nuestro amor
toda mi vida.
Te siento, te pienso
Te escribo, amo
deseo que sintamos sin
entender
porque el amor me enseña a
madurar
en la sabia fresca de la
juventud
medito desde la tranquilidad
vivida
aún sin entender cuido lo
que amo
ahora, mañana, siempre,
lo inadmisible, lo
incomprensible,
lo injustificable
porque el amor me ha
enseñado.
Que ni bandera, ni destino
me haga
doblegarme antes las normas,
comprender no es
tarea de sabios
ni de necios sin sentido,
simple aprendizaje de
empaparme en tu corazón
y tú en el mío.
No quiero ni consejos, ni
testigos,
ni remedios, ni consuelos,
quiero ser libre con lo que
amo
sin tener que dar
explicaciones a la vida
sin dejar que te dañen ni
opriman,
sin perdernos en un abismo.
Soy carne de cañón en el
camino
de los cantos de sirenas de
los mercenarios
que hablan de sus
experiencias vividas
sin entender el amor en su
medida.
juzgarnos es tarea fácil en
la orilla,
No quiero consejos al ver
caer una lágrima por mis mejillas,
al sentirte gaviota herida
que vuela con fuerzas.
eres inmortal ante tanta
falacia
del que no puede entender la
sabiduría
de alcanzar la cima vivida.
Dejaré intactas nuestras
huellas en el camino
para seguir juntas de la
mano nuestro destino.
No temas y
no quiero cantar al viento sino a la libertad
de tantas que mataron sin
piedad.
Irma Ariola Medina ©
17 de mayo, Día Internacional
contra la homofobia, lesbofobia, transfobia....
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