Al poeta no le pidas que se calle
que sea un árbol inerte,
sus hojas hablan del mismo
aunque la crueldad del viento lo
tumbe.
No le pidas que la lluvia no lo moje
ni
el sol caliente su piel,
no dejará de sentir la empatía
entre los revulsivos de la vida.
La mejor dicha es escribir,
los versos son los latidos de la
humanidad
en la sinfonía perfecta al salir de
sus labios.
© Irma Ariola Medina
No hay comentarios:
Publicar un comentario