miércoles, 23 de noviembre de 2016

A RITA BARBERÁ

Y si fue cosa del destino,
su muerte secreta y oculta
si deslizó sus manos en el tren equivocado
si manchó su alma con la corrupción
si pidió clemencia en el supuesto suicidio
nada ni nadie sabe lo que sentías
ningún juicio paralelo a tu desdicha
evitar el estigma es una utopía
en los tiempos del látigo de la indiferencia.
La clemencia se asemeja a la bondad
todo ser humano tiene derecho a una muerte digna
sin juzgarla en su batalla en la misma
sus adoquines transitados fueron sucios
otras pisadas quizás limpias
pero sólo ella contempla su impotencia
en el desenfreno de su letargo.
Nada ni nadie te lleva a entenderlo
tampoco a lapidarla en su muerte
la justicia hablará de sus errores
pero es un ser humano el que ha partido
entre las huellas consagradas al dolor.
No todo es demostrable
tampoco hace falta llegar al extremo
de perder la empatía de su impotencia
consagrada a la desdicha de su adversidad.


Irma Ariola Medina ©  

Fotografía: Google



No hay comentarios:

Publicar un comentario